jueves, 27 de noviembre de 2014

CRIA DEL GIBOSO O DEL GIRALDILLO
      La adecuada selección de los reproductores es una premisa fundamental para tener éxito en la cría. Quien empareja indiscriminadamente,  sin tener en cuenta las características principales de la pareja, podrá tener de casualidad ejemplares de valía. Nunca se podrá formar una estirpe o plantel de alto valor, si el criador no lleva a cabo un juicioso proceso selectivo basado en las características fundamentales de la raza.
        Un inexperto puede creer que el emparejamiento ideal es el que está formado por una pareja de canarios estéticamente perfectos y que responden muy bien a las características del estándar, pero se ha comprobado que los mejores ejemplares de exposición solo trasmiten a sus hijos una parte de sus cualidades y muchos defectos, genéticamente latentes, si no provienen de un criadero seleccionado durante bastante tiempo.
        Es obvio que para producir Gibosos o Giraldillos excelentes es necesario poseer progenitores de alta calidad, con unos buenos ascendentes (buena genealogía) y dotados de la mejor expresión en su posición y en su comportamiento nervioso. Es muy importante analizar cuáles son los aspectos positivos y negativos de cada uno de los miembros de la posible pareja con el fin de determinar correctamente los ejemplares a acoplar.
        Para llegar a tener un criadero o estirpe homogénea hay que recorrer un largo camino y tener en cuenta varios puntos importantes.
        La elección de los reproductores se debe hacer teniendo presente la norma común a todas las otras razas de canarios, según la cual no se debe nunca acoplar dos intensos porque los hijos degeneran y presentan un plumaje escasísimo y una estructura corpórea imperfecta y retraso en el crecimiento. En estas dos razas no cabe hablar de intensos y nevados de la misma manera que se habla de otras razas; de lo que cabe hablar con más propiedad es de canarios de color intenso con plumaje más o menos largo. El cruce que se debe hacer es el de canarios con diferente longitud de plumaje (uno más largo con otro más corto), nunca el de dos canarios con el plumaje muy corto, pues esto equivaldría a echar dos canarios intensos entre sí.
 


        El emparejamiento de dos nevados (dos ejemplares de plumaje largo) es desaconsejable por las razones opuestas. Los hijos tienden a un desarrollo corpóreo superior al del estándar en el Giraldillo y a un plumaje largo y espeso.
        Lo ideal para un acoplamiento racional es unir un intenso y un nevado. Hay criadores que no están de acuerdo con este consejo y acoplan intenso X intenso y reservándose los machos (¿por qué?) con los que podrán obtener, echándolos con hembras nevadas, buenos intensos privados de defectos.
        Una hembra que tienda a tener un plumaje abundante hay que emparejarla con un macho, posiblemente pintado, de lipocromo muy intenso y plumaje más corto.
  

         Un canario con rizos abundantes (o muy escasos) en uno o ambos flancos, encuentra su mejor compañero en otro que tenga las características perfectas, nunca las características opuestas que serían defectuosas, ya que entonces acumularíamos dos defectos en la dotación genética de nuestros pájaros.

         Este es, brevemente, el secreto para producir buenos canarios de exposición. Pero esto no basta, es necesario constancia y perseverancia para obtener un grupo de individuos que a su vez puedan perpetuar en sus hijos las buenas cualidades.
        Ya que la uniformidad del color no tiene ninguna importancia en estas razas, es bueno criar algunos buenos pintados que servirán para darnos buenos ejemplares de color uniforme.
        Un ejemplar de cuello corto hay que echarlo con otro de cuello larguísimo.


         La falta en un rizo (poco volumen, mala dirección, etc.) será corregida emparejándolo con otro ejemplar que tenga perfecta esa característica.
        La escasa rigidez de las patas puede ser mejorada con otro ejemplar que tenga que tenga las patas perfectamente. Algunos criadores emparejan un pájaro que tiene las patas poco rígidas con otro que tenga el defecto opuesto  (que tenga las patas plegadas hacia delante). Esta práctica la considero errónea pues introducimos en nuestro criadero genes defectuosos que impulsan a los canarios a tener una posición inadecuada, bien en un sentido o en otro.


        El comienzo de la cría no tiene una fecha fija por cuanto el tiempo puede ser variable. Es un error forzar la cría subiendo la temperatura y la luz artificialmente. 

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